Escribo cuando se me
atoran las palabras en la mente, en la garganta, en los dedos y en las manos;
escribo para poder lograr un poco de libertad, para sentirme más liviana. Hoy
escribo por mi marginalidad, esa que no me deja encajar en casi ningún lado, la
que me diferencia en tantos aspectos de tanta gente.
Desde chica viví en los
márgenes. Mamá me quería poner, como a todas las nenas, hebillas en el pelo,
que lo tuviera largo y hermoso. Pero yo no quería. Me sacaba las hebillas. Me
rebelaba ante lo femenino que me imponía sacrificar mi comodidad en pos de ser
linda. Yo sólo quería jugar con mi hermano, armar pistas de carrera en el
patio, correr atrás de mi perra; divertirme. No me importaban ni los vestidos
ni las Barbies ni el pelo. Mamá lo aceptó y mi infancia fue de corte casquito
cual varón. Eso, y los mejores juegos y toda la imaginación del mundo.
Ahora sigo igual. Cuando
dicen que la gente no cambia, un poco les creo. Se cambian ciertas cosas y
otras se mantienen. No puedo ir contra mi marginalidad. Empecé una carrera con
mucha física y matemática, me resultaba tan fácil pero no me llenaba. La dejé,
empecé una que nada que ver, me cuesta un montón pero me llena. Hago oídos
sordos a quienes me dicen que me cambie a una institución más fácil. No me
interesa un papel.
Prefiero ir a un
cinedebate que salir a bailar. No me interesa tener el pelo largo, brillante y
sedoso. No uso tacos porque me incomodan. Tengo muy pocos amigos pero los amo
mucho. Me importa más el ancho de mi sonrisa que el de mi cintura.
Me
reúno con gente igual de marginal que yo. Me enamoro de las libertades. La única gente que me interesa es la que está loca,
la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas
de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares
comunes, sino que arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual
que arañas entre las estrellas. La frase de Kerouac identifica a
quienes me rodean y quisiera yo misma ser identificada con esa frase.
Y en toda la
marginalidad, siempre hay algo común. Como ser humano puedo entender a los
otros y ellos pueden entenderme. En cada lugar hay un puente. A veces te entendés
tanto que el puente que construís es fuerte, con vigas, con hormigón y sostenes
por todos lados. A veces el puente es precario, de maderas rústicas, le faltan
partes y tenés que ser muy cuidadosa para transitarlo. Pero el puente siempre
está, a veces no podés comunicarte con palabras y lo hacés con la música, los
dibujos, lo que tengas a mano. Otras veces el auxilio es la mirada. Y hay otros
puentes con materiales que esperan ser conocidos.
Me niego a no seguir
intentando puentes. Ante cada cosa, el intento, sea una abuela que quiere
encajarte en los moldes, una opinión que no puede aceptarse o una dificultad
tan grande que se la pasa tirándote abajo los palitos de ese puente. Mi punto
de partida siempre es la marginalidad, la partida es el lugar seguro. A dónde
voy no sé, lo importante es seguir construyendo puentes, buscando caminos.
Aca un puto que te descubrio sin querer. Muy bueno, te sigo leyendo.
ResponderEliminarUn beso desde Londres,
Sergio.
muy bueno!! siempre fui del labo B de la vida.
ResponderEliminarun beso!!
es hermoso lo que escribiste, y te comprendo. Recuerdo que en el único momento en que pude decir "encontré mi lugar en el mundo", estaba rodeada de marginales...
ResponderEliminarNo solo es impresionante lo que escribiste, sino que quedé tildada con el comentario de Agirl called María.
ResponderEliminarExcelente!!!
Saludos
Siempre escribís cosas tan hermosas
ResponderEliminarEl segundo párrafo me llevó a seguir leyendo. La matriz heterosexual, a deconstruirla. De a poco, como los caminos.
ResponderEliminarNo sé si será coincidencia o qué pero estaba escuchando "Hacer un puente" cuando entré a ver si habías publicado algo y leí la entrada.
ResponderEliminarMedio que se me escapó una risita.
A veces, el mejor lugar al que podemos ir es a ninguna parte.
Saludos. M.F
El mundo es un gran margen, algunos tenemos la suerte de saber la verdad, otros prefieren seguir creyendo lo que dicen en la televisión, los diarios, las radios y la media popular.
ResponderEliminarYo me quedo con mi margen, sea o no sea bien pequeño, pero es mío.
Saludos
J.
Y hablaste de puentes...por estas tierras los puentes los crean los dimariales...ultimamente andan ocupados en uno para que pueda encontrarme con las palabras...mientras tanto sigo en el camino andando
ResponderEliminarY hablaste de puentes...por estas tierras los puentes los crean los dimariales...ultimamente andan ocupados en uno para que pueda encontrarme con las palabras...mientras tanto sigo en el camino andando
ResponderEliminarMe parece q a todos nos pasa en cierta medida sentirnos marginales en algun punto. La cuestion es tal cual decis, seguir construyendo puentes hacia los demas y sobre todo, NO MARGINARSE A UNO MISMO.
ResponderEliminarSeguridad Vs. Libertad.
ResponderEliminarSaturno cuadratura Urano.