Me hacen feliz

martes, 8 de mayo de 2012

Sigo prefiriendo arder.


Los lentes los uso todo el tiempo porque tengo miopía. Alguna vez, miti en chiste, miti de verdad, dije que mi miopía era una continuación de mi forma de ver al mundo: nada tiene límites claros, no hay líneas divisorias, es difícil ver dónde termina algo y dónde empieza otra cosa, no existen blancos y negros. Pero la mayor parte del tiempo tengo que usar los lentes, sino me pisaría un auto en cada esquina, no reconocería ni a mi vieja en la calle, me perdería de acariciar perros, me asustaría con cada bolsa de basura que esté tirada...

Cuando llueve y voy caminando por la calle no me queda otra opción que sacarme los lentes. Vuelvo a ver al mundo con mis ojos como lo veo en mi mente.

Así como a veces me saco los lentes y veo con mis ojos al mundo de otra forma, a veces mi mente no puede analizar como antes, los grises se agotan y necesito definirme por blanco o negro. Las decisiones más importantes, los posicionamientos más personales, esos exigen blanco o negro.

Sentada en ese café, me saco los lentes ante la mina de los tatuajes. La quiero ver sin vidrios en el medio. Le digo, ya sin rodeos, lo que quiero decir. Y es eso, que necesito un blanco o un negro, que ya no puedo soportar ser la persona que se violenta ante quien ama. Y la única forma de dejar de sentir eso es cortar la relación. ¿Por qué me violento? Porque me sentí abandonada. Y remarla, meterle onda, laburarla o cualquiera de esas expresiones no pueden hacer nada al respecto. El abandono siempre deja cicatriz. Y para que cicatrice algo, hay que no tocarse la herida, no sacarle la cascarita. Seguir la relación sería sacarle constantemente la cascarita. Una relación no es una lastimadura, ya lo sé. Pero duele. Y más, mucho más. Pero más duele dejar de amar de a poco y recuerdo esa frase que tanto amaba en mi adolescencia que decía que es preferible arder que apagarse lentamente. 

Milena, de vos no quiero más que amarte. Y lo que tengo ahora es la violencia que me generó esta situación. No puedo amarte así. No puedo permitírmelo a mí misma, ni puedo permitirte a vos que te conformes con esto. Chau Milena, siempre vas a ser mon amour, mi minita de los tatuajes.