A esa edad no tenía conciencia de que me gustaban las chicas. Me decía que las miraba para aprender cómo ser mujer. O para ver si me gusta ese vestido o esa cartera. Ni siquiera me lo había planteado, quizás porque uno no muchas veces se plantea lo que siente como normal.
Cuando recién empecé en el colegio nuevo empecé a ir también a Natación. Los primeros días los pasaba sola, me dedicaba a sentir el tacto del agua, pensaba mucho, observaba. Con los días empecé a hablar con la gente y fue ahí cuando conocí a Ro y Fede. Eran muy amigos. Iban juntos a todos lados. Fede era obviamente gay. Muy lindo, afeminado, usaba zapatos y nos daba concejos de moda. Nunca me molestó. Ro era simpática, usaba una colita muy alta que en los códigos cerrados de esta ciudad, eran de trola. A mi no me importaba en absoluto. Los dos eran más grandes que yo: tenían 18 y yo 13. Pero igual nos llevábamos muy bien.
Ro miraba directamente a los ojos. En un principio me llamó la atención. Me hacía bajar la mirada. Era demasiado directa. Pero esa provocación me gustaba. Con el tiempo me di cuenta que tomé eso de ella.
Los ojos de Ro no sólo miraban directamente, sus ojos sonreían. Se achinaban. Y yo miraba cómo sus cejas con el conjunto de su boca parecían formar un corazón.
Nunca pensé que a Ro le gustaran las mujeres, porque nunca pensaba en esos temas. Y nunca pensé que a mi me podía gustar Ro. Y sin embargo, las dos cosas eran ciertas. Un día terminamos la clase y nos bañamos cada una en una ducha diferente, como era habitual. Pero al salir de la ducha me corrió el pelo sin peinar, me acarició la línea del mentón y me dio un beso. Fue un beso corto y dulce. No se comparaba con el del chico en la tertulia. El de él era apurado y no me gustaba mucho. Era largo. El de Ro fue corto pero hermoso. Me gustaba y quería más. Me dejó atontada. Salí con una sonrisa, su sonrisa, que parecía habérmela pasado.
Esa sonrisa duró todo el día. Todos los días hasta que la vi la próxima vez, que esperaba que con el contacto de sus labios me siga enseñando cómo sonreír.