Me hacen feliz

domingo, 1 de agosto de 2010

Me duele una mujer en todo el cuerpo.


Ver a Rachel irse por esa puerta me daba la sensación de agua que se escurre por la ducha, ese agua que no vas a volver a ver, vas a seguir duchándote miles y miles de veces, pero ese agua que se fue no vuelve. O vuelve en forma de lluvia, o sea que es distinta, o sea que no importa si vuelve.


Si, decirle esas palabras se sentía una cagada. Como si me la hubiera mandado yo. Como si las cagadas no se mandaran a medias. Verla irse era cerrar una etapa hermosa, pero asfixiante. Era la peor de mis despedidas; peor que irme a vivir sola y ver la cara de mi vieja llorando por todo el cuerpo, peor que despedir a mi abuela cuando su cuerpito que cada día parecía achicarse más dijo que tenía un cáncer demasiado grande.


Porque verla irse era saber que realmente se iba. Parece estúpido, pero a veces lo que más duele es eso que era súper obvio pero cuando te cae la ficha te cala el cerebro. Verla irse era materializar su ausencia de todos los días, esa que sentía cuando no me respondía un mensaje en tres horas (y que sabía que era porque estaba con el novio y que por eso intentaba no mandarle mensajes). Verla irse era aceptar que no podía darme mucho, aunque lo quisiera, que no podía pasar más que de su boca, su voz dulce, su cuerpo. Verla irse me decía que amarla no me hacía compatible, aunque me esforzara.


Si esto fuera una ópera, un musical o una obra de teatro, es precisamente acá donde suenan las notas tristes de un piano que viene acercándose lentamente, porque sobre todas las cosas, verla irse era saber que la había amado más que nadie. Incluso más que a ese primer novio que tanto me marcó, el que presenté en mi familia, el que estuvo dos años a mi lado. Ningún formalismo le importaba a mis sentimientos, ni todos mis esfuerzos por amarla solo lo que durara, ni verla solo cuando ella quería.


A ella la amaba como creía que no era posible. Y no, claro, capaz que no era posible. Pero verla irse me daba miedo, muchísimo miedo, miedo de no poder amar más, de que el resto de mis relaciones no sean tan profundas, de vivir comparándolas, de que siempre sean las segundas. Miedo a la vulnerabilidad, porque ahí cuando veía sus piernas alejarse, sabía que se me venía el mundo abajo. Porque sentía que le había dado todo y ahora, frágil, me sentía incompleta. Como si sentirse incompleto fuera malo y no eso que siempre me impulsó a buscar algo más.


Verla irse no era una herida al ego porque mi dolor tenía ansias conquistadoras y se apoderaba de todo y no solo de mi ego (de los nervios, los músculos, las venas, ¿esas partes del cuerpo se acuerdan que existen solo cuando duelen?). Verla irse me dolía en cada célula de mi cuerpo que se bancaba seguir viviendo. Ése mi cuerpo que la había amado todas esas noches, ese mi cuerpo desnudo que necesitaba estar desnudo para que vea toda mi humanidad, mi dolor, que no era un dolor único o nuevo en la humanidad, pero que se sentía como si nunca hubiera existido, porque ¿qué carne y qué huesos se bancan quemarse enteros sabiéndose que esa persona que ama se va?. Y que peor, se va cuando escuchó mi propia voz atravesando la garganta diciéndole que se vaya, cuando lo que realmente quería era que se quede y me ame a mi y que seamos felices sin comer perdices. Pero no, mi voz que le decía eso que quería pero que prefería otra cosa sabía que los cuentos de hadas no tienen finales lésbicos felices. Entonces mejor finalizarlo antes de que sea una tragedia griega.


Veía mi cuerpo entero y era una mentira esa integridad si mis sentimientos estaban todos hechos pedacitos. Pedacitos que no servían de nada, pensaba que si al menos era de pan mis pedacitos podían alimentar palomas y de algún modo quizás indirecto, volar un poquito.

26 comentarios:

  1. borges!:)
    amar asi duele, y te entiendo perfectamente, las mujeres hacen doler cada pedacito del cuerpo entero. todo se supera. tarde o temprano (a veces muy tarde) pero siempre pasa.

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  3. (hay que volar, siempre, en pedacitos, como paloma o como sea. Y cuando mas alto mejor)

    ResponderEliminar
  4. Un final, pero un nuevo comienzo Lu!
    beso
    te sigo leyendo.

    ResponderEliminar
  5. Ver el cuerpo entero y el alma deshecha,el corazón roto,es algo que nunca entenderé ¿Acaso tan profundos están los sentimientos que cuando salen no dejan marcas en el cuerpo de uno? ¿O si las dejan,pero uno no quiere verlas?
    PD: Los finales de cuento de hadas no son lésbicos porque los finales de cuentos de hadas nunca son felices en realidad.

    ResponderEliminar
  6. Cómo rompe las pelotas cuando el final no es feliz :S. Qué jodido resulta a veces tener que adaptarse al final que tocó, que no era ni por joda el que queríamos. Y que no quede otra (N).

    ResponderEliminar
  7. Jeñal. Transmite muchísimo. Tuve toda la piel erizada mientras lo leía. Y no me faltó la risotada cuando sentí tus pequeñas ironías (como "ser felices sin comer perdices")...

    Amargo, ácido, sutil, picante. JE-ÑAL.
    BESO.

    ResponderEliminar
  8. me recordo tantos dolores que me volvio la pregunta que siempre me hago a mi misma o al cielo o nose a quien carajo me escuche: ¿todo este dolor es realmente necesario?

    ResponderEliminar
  9. Ojalá la vida fuera una ópera o un musical!
    Me gustó mucho.

    ResponderEliminar
  10. L. Los finales desgarran, los renacimientos duelen pero después surge algo interesante y maravilloso. La humanidad nos sorprende con la capacidad de costumbre. Cuando terminaba relaciones con alguien, el dolor parecía tan profundo y fuerte que la sensación realmente era la muerte misma. Hoy ya con 34 años me doy cuenta de que lamentablemente nos acostumbramos a todo; a las ausencias, a los cortes. A mi igualmente me pasa que extraño algo particular de cada una de las personas que elegí en el pasado. Cosas simples, básicas, cotidianas. Es que la cotidianeidad es lo que fortalece una relación y cuando esa cotidianeidad no puede estar por las razones que sean, es inevitable el final. La lírica de lo que escribiste se lee sentida. Me gustó

    ResponderEliminar
  11. Genia. Esta entrada es hermosa. Quiero saber si el resto de las relaciones fueron "las segundas" o no. Cómo es amar después de haber amado?
    Un beso.

    ResponderEliminar
  12. Tus palabras me tocan, tengo una historia de vida, tan parecida con mi mejor amiga.. tan parecida. Que leerte ha dolido.. y mucho. ¿De donde sacaste el valor para verla irse? yo aún no lo encuentro.

    Un abrazo
    marlene

    ResponderEliminar
  13. A veces leo lo que escribís y parece que estuviera sentada frente a una pantalla viendo algo completamente ajeno, sin embargo otras veces, es todo lo contrario. Me chiflo.

    ResponderEliminar
  14. que loco como un dolor tan grande, se puede transformar en un post tan hermoso.

    ResponderEliminar
  15. “Pero no, mi voz que le decía eso que quería pero que prefería otra cosa sabía que los cuentos de hadas no tienen finales lésbicos felices.”

    Eso es más cierto de lo que debería.

    ResponderEliminar
  16. Hoy no voy a comentar sobre la historia. Hoy sólo quiero decirte que me encantó ésto: "Ningún formalismo le importaba a mis sentimientos, ni todos mis esfuerzos por amarla solo lo que durara, ni verla solo cuando ella quería"

    Besos

    ResponderEliminar
  17. Se fue y con ella se fue una parte de mi que nunca más he logrado encontrar...
    Simplemente extraordinario texto.
    Saludos de tu nueva seguidora desde Barcelona.

    ResponderEliminar
  18. Si, y mierda que te digan “todo pasa”, “ya pasará”, y todo el compendio de la palabras pedorras maquillando esperanzas.

    La idea tatuada en la frente de ver partir a esa persona, es un dolor de panza que genera calambres en los pies y no hay pomada para eso.

    ResponderEliminar
  19. Buffffffff y quien no se identifica con algo así? Y duele, duele muchooo. Pero el tiempo es oro, y por eso te hace olvidar y almacenar solo los buenos recuerdos, no los dolores.
    Un besote y espero que tu tiempo sea cortito

    ResponderEliminar
  20. Abramos el paraguas antes de que llueva y sepa que le hablo desde el dicho "tratar como me gusta que me traten". So:

    ¿No es medio morboso que feliciten el dolor?
    Convengamos que está bien escrito, casi de manera poética. Pero a ciencia cierta son estos los momentos donde el que hace de oído (u ojos en este caso), se queda ahí, estático estupefacto. Porque no importa la palabra alentadora ni la esperanza trivial ,son estos los momentos donde la ayuda se da en la presencia, pues la solución y la luz al final del tunel la encuentra el que escribe (ella) solo, pues nadie. Pero nadie nadie ¿eh? Puede leer los pensamientos del otro.
    Y por más buenas intenciones y buena fe que nos mueva, a veces menos es más (hablando de hablar o palabra escritas)
    A veces hay que considerar que si lo dicho no es más bello que un silencio no es sensato decirlo.

    A mi no me gusta discrepar contra el mundo, pero alguien lo tiene que hacer.

    En fin.

    Sobre el texto solo puedo decir esto:

    "..."

    Muy rico todo.

    ResponderEliminar
  21. Un dolor jodidamente jodido de sobrellevar, pero imagino que todo pasa...aunque nos cueste y nos duela;)

    mua!!

    ResponderEliminar
  22. Un dolor jodidamente jodido, pero imagino que todo pasa aunque cueste y duela..

    mua!!

    ResponderEliminar
  23. poniendome al dia tras mi vuelta, e intentando agregarte al facebook, me quedo leyendo, un saludo amiga

    ResponderEliminar
  24. no estamos solos, al menos en cuanto a las experiencias amor-dolor...!

    ResponderEliminar
  25. K VALOR LUCERO D PODER ESCRIBIR TODO ESO LA VERDAD A MI M STA PASANDO PERO NO TNGO EL VALOR D SEGUIR P DELANTE NO C K HACER SIENTE K EL MUNDO C A CAIDO ENCIMA MIO =(

    ResponderEliminar