Un sábado con la resaca del viernes y los compromisos encima fui al acto de egresados de mi hermano mayor. Llevaba ojeras debajo de mis ojos y todo el dolor de cabeza posible. Como siempre siento asfixia en los lugares cerrados cuando estoy sobria, empecé a recorrer el lugar, primero con mis ojos, después seguí con mis pies. Nadie prestaba atención, había padres y alumnos emocionados, hablando y riendo y llorando.
Subí unas gradas del costado. Quería ver todo desde otro plano, otro ángulo. Observar cuando nadie lo nota. Ver cómo se comporta la gente cuando se la ve de arriba, que parecen tan buenos e inofensivos, tan iguales.
Apoyaba mi peso en mis pies, mi cabeza en mis manos y mis codos en la baranda. Por momentos me entredormía, o veía todo borroso. Jugaba a inventar situaciones de acuerdo a los gestos de la gente, a establecer relaciones entre los compañeros. Hasta que una voz conocida me sacó de mi juego. ¿Luchi? Preguntó. Luchi, hacía cuánto que no me decía Luchi. Esa persona, esa única persona que alguna vez pensó en decirme Luchi y anotarlo en sus cartitas en la clase y en las tarjetitas de cumpleaños. Luchi, ese apodo no había sonado tan lindo hacía años.
Ahí estaba, Ayelén. Más grande, cambiada. Con la misma sonrisa en sus ojos y en su boca. La misma fragilidad. La miré fijo, sin poder creerlo, hasta que reaccioné y la saludé. Quería darle un abrazo, hablar con ella por horas, reírme y dibujar con mis crayones aunque tenía dieciséis en vez de siete. Pero la sentí tan lejana...habían pasado tantos años y tantas cosas y cambios que ya no sería lo mismo. Ella tan igual y yo tan diferente.
Hablamos de lo de siempre. Qué hacés acá y esas cosas. Estaba sacando fotos, su hermana terminaba la secundaria con mi hermano y yo nunca me había enterado. Mientras hablábamos de esas cosas que todos sabemos que se olvidan fácil, pensé que debía ser la chica perfecta. Tener su novio sano, deportista, lindo y estudiando abogacía. Tener ella planeado estudiar contadora pública, casarse, tener dos hijos, una casa con cerca blanca y un perro. Y no sabía nada de ella y estaba metiéndola en el cuento perfecto que siempre me vendieron y que yo ahora odiaba pero era, después de todo, mi mecanismo de defensa para entender por qué no me abrazó cuando me vió, por qué no se acordó de nuestras horas juntas ni me propuso volver a vernos, esa vez no por efecto de la casualidad. Por qué para ella no fui lo suficientemente importante y para mí, durante años, la felicidad dependía de verla al comienzo de clases mientras izábamos la bandera, sabiendo que no había faltado y tenía cinco horas para ser feliz.
Y yo tampoco le dije de vernos. Entendía que una chica tan dulce y frágil no quería juntarse con la resacosa ojerosa que se asfixiaba en los lugares cerrados y por eso jugaba con las cabecitas de la gente y se imaginaba historias. Ella se merecía algo mejor que mis garabatos a crayón y mis risas sin sol.
"Por qué para ella no fui lo suficientemente importante y para mí, durante años, la felicidad dependía de verla al comienzo de clases mientras izábamos la bandera, sabiendo que no había faltado y tenía cinco horas para ser feliz."
ResponderEliminarMe pasaba todos los días hasta hace 2 meses. Y es horrible perderlo. Te entiendo perfectamente, y eso que ya estoy BASTANTE más crecidita que vos cuando tenías 7 años.
Perdón pero no puedo evitar llorar cada vez que entro a tu blog y leo tus textos. Creo que es porque además de tener una historia muy particular, me identifico con ella.
Besos.
coincidimos en una cosa: resaca
ResponderEliminary muchos de tus libros, peliculas y musica preferida, tambien son mios.
lo de lesbiana no se si coincidimos, no tengo idea, y no tengo interes en ponerme etiqueta
Trágicamente dulce.
ResponderEliminarQuizás no era el momento de juntarse y otro si tal vez ya se verán de nuevo y sea otra cosa...
ResponderEliminarO por ahí no se vena nunca mas, que se yo pasa en la vida siempre, esa gente que con la que compartiste cosas que no compartís con nadie, algún día termina siendo un extraño.
Beso.
mmm... habias escrito de tu familia antes? que gusto saber otra parte de ti, o sea que tienes un hermano
ResponderEliminarla nostalgia es bonita porque nunca sientes nostalgia por una etapa triste, por esta se siente eso, trizteza... a veces cuando uno se topa con gente que no ve hace mucho tiende a sentirse menos, pero... a lo mejor ella pudo haber pensado lo mismo cuando te vio y por eso no te propuso verse... si la viste despues no? no me gustan los suspensos..!!! jaja
Lindo texto! Me gusto el blog
ResponderEliminarai ai ai ... por que te frenaste?? hubiera sido bueno que siguieras en contacto con ella...
ResponderEliminarporque uno nunca sabe como pueden terminar las cosas...
Ha sido un rato muy agradable, leerte, si me permites me acomodo por aquí.
ResponderEliminarUn besote
Me ha pasado algo muy parecido con una amiga de la infancia. Tal vez es que no sólo sos vos la que cambió, ella no debe estar taaan igual eh?
ResponderEliminarBesos!
Creo que te sentís un poco como la canción Creep, de Radiohead. A mí me pasa la mayoría del tiempo.
ResponderEliminarmi dicha era verla en los recreos :)
ResponderEliminarHabría que ver si ella realmente seguía siendo dulce y frágil.
ResponderEliminarPero sí... suele suceder.
Las personas pueden ser muy importantes para nosotros, mientras que para ellos tal vez seamos una mosca (?).
nos vamos metiendo cada dia que escribis en mas etapas de tu vida me gustaria saber que viene despues de los 18 no se por que presiento algo interesanre.... te leo
ResponderEliminarMuy lindo :)
ResponderEliminarTendrias que haber intentado seguir el contacto con ella ;)
Saludos !
Muy linda historia, todo ocurre por alguna razón, causalidad y no casualidad, por algo será...
ResponderEliminarCariños
Las apariencias engañan Lu! Quizás ella no cambio y solamente todo eso que pensaste fue lo que vos pensabas de vos en ese momento. ¿Y sabes por que lo digo? Porque con lo que escribis NO PODES NO SER DULCE, he dicho!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBESOTE :)
cada vez que me junto con ex-compañeros y ex-compañeras pienso en lo diferente que estoy yo, como cambie, que ninguno me reconocería si realmente me viera desembolverme en mi ámbito, en mi vida cotidiana... y siento que ellos siguen igual, siendo de la manera "perfecta" que nos enseñaron que debíamos ser, sintiendo lo mismo que se supone que deben sentir... pero me pregunto ¿será realmente así?
ResponderEliminardulce... muy dulce...
ResponderEliminarla experiencia te cambio, ya no ves ni sentis lo mismo que cuando eras mas chica... seguro, a ella le paso lo mismo...
besos, L..
Hubieras dicho de volverse a ver. Nunca se sabe.
ResponderEliminarSi es tan fragil y dulce, probablemente también puede ser timida y no animarse a decirte de volverse a ver.
Besos
Lu,
ResponderEliminarantes que nada gracias por pasar y firmar en mi blog. Lu, tus ojeras, resaca, y risas sin sol merecen amor también.
Tal vez ella quedó tan sorprendida como vos por el encuentro y no reaccionó. Buscala en Facebook, y volvé a hablarle a ver que pasa. después nos contás. besoo
D
Un encuentro como los de la vida real, ésa que sucede casi sin darnos cuenta, envueltos como solemos estar en sueños ciegos.
ResponderEliminarCreo que los demás no merecen lo que nosostros estimamos, sino lo que ellos quieren.
Un saludo
SIempre quiero saber como sigue!
ResponderEliminarEs fuckin complejo encontrarse con alguien después de mucho tiempo y darnos cuenta que la otra persona sigue teniendo la misma esencia…y que nosotros somos un garabato sin forma, es mejor dejarlo así y no afectar su dicha.
ResponderEliminarSalutes!!
Pd: tu texto me hizo acordar que no fui al último día de clases en el secundaria, sucedió que hicimos una fiesta en la casa de un compañero la noche anterior, tomamos a pleno y me quedé dormido en algún rincón…cuando me levanté no había nadie, nadie!, recorrí toda esa inmensa casa y nadie…en fin..salí de la casa, cerré la puerta sin llaves, por suerte al cerrarla no se podría abrir desde afuera y me dirigí al colegio…cuando llegué ya había terminado el acto y me encontré con el preceptor..le dije “por favor no me contés la falta”, sino superaba el límite de faltas y en consecuencia….no sé que tramoya tenía que pagar para que me dieran más faltas; por suerte no me la contó.
Ahora que pienso, que loco que no hayan cerrado con llave la puerta de la casa de mi amigo..ahí estaba en el horno y no eran tiempos de celular…shhh = ok…no escribo más.
Adieu
pues yo tengo ganas de agarrame una resaca!
ResponderEliminarte leia desde antes de que comentes en mi blog, asi que fue una linda sorpresa encontrarte ahi.
ResponderEliminarTodavia estoy en la tarea de leer todo el archivo asi me pongo al dia.
anduve medio ocupado por eso paso recien pero desde ahora te sigo. un beso
Muy lindo texto recien te descubro te dejo saludos con sonrisas
ResponderEliminarya habia olvidado esas viejas historias de mi vida,... esas que vienen a mi mente cada vez que paso por este blog...
ResponderEliminarquisiera sacarme el corazon en estos momentos...
quiza enterrarlo en un campo verde y dejarlo ahi...
quisiera encontrarme asi con aquella persona que tanto ame...
aunq sea poder saludarla aunq no me quiera....
pero se, que eso es imposible.....
quizas no ella.
ResponderEliminarpero hay muchas otras personas que al final del dia prefieren los garabatos en crayon, simples y puros, a oscuras pero detalladas pinturas al oleo...
yo... sigo prefiriendo las acuarelas ^^
wau..
ResponderEliminarpor qué menos preciar las risas sin sol?
son las que se vuelven adictivas una vez que se iluminan.
un abrazo!
Tu último párrafo me mata.
ResponderEliminarNo está bueno sentirse poco para otra persona.
Ojalá te hubiese abrazado.
Beso.
Chicapentaprisma.
Volví =P
Qué lindo que escribís, nena...
ResponderEliminarme encantó. te sigo (L)
ResponderEliminarcuánta tristeza, dioss
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